El Aguila, Atlántida

Volviendo de un paseo a la playa Santa Ana, mí hija y su esposo con los cuales viajábamos decidieron entrar en Atlántida para que nosotros (sus padres) conociéramos El Águila. La misma se encuentra junto a la playa y es un monumento que tiene mucha semejanza con el ave.
Contemplarla me produjo mucha emoción despertando mi curiosidad por saber algo más de él.
A ese lugar concurren además de uruguayos como nosotros, que lo conocimos ya siendo adultos, turistas de todas partes del mundo.




Se escuchan muchas versiones que lo involucran con contrabandistas que se refugiaban ahí y otras leyendas, sin saber si son auténticas o no.
El Águila tiene un interior al cual no se puede acceder pues estuvo deteriorado y los vecinos del balneario y el Ministerio de Turismo lo reciclaron. En este momento está muy cuidada para que no vuelva a estropearse.
A pedido de Natalio Michelizzi, el proyecto fue realizado por Juan Torres quien no era arquitecto, pero sí constructor, habiendo hecho el armazón de madera y posteriormente lo fue edificando con piedras.

Fue para Michelizzi un lugar de retiro.
El Águila tiene una terraza desde donde podemos observar la inmensidad del mar y apreciar su belleza.
Se dice que cuando recién construida fue usada por su propietario para realizar reuniones con sus amigos, pero con el tiempo esto se dejó de hacer, habiendo fallecido su propietario la construcción cayó en desuso y la misma se deterioró permaneciendo en ese estado por muchos años.

En este momento está muy cuidado y posee un bonito entorno. Al costado del Águila una larga escalerita invita a bajar a la playa.