Flores - San Martin del Yi.

Finalmente llegamos a nuestro destino que era la estancia San Martin del Yi, donde nos estaban esperando.
Allí fuimos tratados como de la familia por sus dueños Cristina y Raúl.

La parte física de la estancia es una clásica construcción tipo española edificada en “ L “ con el aljibe en el medio de un coqueto patio con macetas con flores, colgando de las paredes con el sello de distinción de los dueños.

Además conservan un tanque tipo australiano de hormigón que en su momento, cuando sus hijos eran chicos oficiaba de piscina y un arenero en el que jugaban.
Las puertas y verjas de entrada son en hierro forjado pintados en negro con detalles en plateado, muy bonitas.

Luego de la bienvenida almorzamos y tuvimos tiempo libre para acomodar nuestras cosas y salir a hacer un relevamiento de la zona. Después de la hora del té ensillaron caballos para mi marido, mi hija y nietos, los niños sobretodo el mayor, estaban fascinados.

El primer día, mi esposo y yo salimos en la camioneta con Cristina y nuestra hija y los niños a caballo con Raúl. La meta era llegar a un lugar que ellos llaman “el encierro”, lugar donde se guarecen los animales como protección ante las inclemencias del tiempo.
Allí no pude sacar fotos por la obscuridad del lugar, lleno de vegetación muy tupida y piedras donde yo descansé mientras los demás recorrían el lugar. Este, hermoso por cierto como se puede ver en las fotos, lugar muy pedregoso que llevó a llamarlo “Mar de piedra”

Los jinetes llegando.

Cuando llegaron recorrieron lugares de mucha piedra, donde se formaban lagunitas con el agua muy transparente

En esta foto verán una mulita, especie propia de nuestra fauna.

En estas fotos vemos el río Yí. Allí hicimos una parada donde siendo la hora del té nos convidaron con una riquísima torta de chocolate con refrescos, sentados en reposeras y observando el hermoso paisaje.

Las próximas fotos no son para comentar sino para apreciar, es la puesta del sol, desde que toca al agua del río, hasta la puesta total. Es inimaginable la belleza de esto en esa soledad, donde lo único que se escuchaba era el agua golpeando sobre la orilla y los trinos de los pájaros buscando su refugio nocturno, Luego regresamos a “las casas” como se dice en el interior.

Continua.